Editorial

Escuchar para lograr la reconciliación nacional – Editorial CCM

Escuchar para lograr la reconciliación nacional
Editorial CCM

México está enfermo crónicamente. La impunidad es el mal que le aqueja. ¿Cómo curar a un paciente postrado por esa enfermedad?

El equipo del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, inició los foros por la paz a realizarse en diferentes ciudades del país agobiadas por el crimen y violencia. Estas reuniones pretenden trazar la ruta para la pacificación del país y reconciliación nacional recogiendo las más amplias propuestas y generar insumos a fin de consolidar políticas públicas para encarrilar a México por sendas de paz. Especial interés se pondrá en las víctimas y los grupos vulnerables y no han tenido justicia pronta y expedita conforme a los mandatos constitucionales.
Los foros arrancaron con evidentes problemas de organización rebasando las expectativas; sin embargo, lo más loable fue tomar la iniciativa de escucha para las miles de víctimas del delito quienes no han sabido la verdad. Pretenden ser el espacio hasta ahora negado o fallido ante autoridades o diversas instancias del poder que no han dado cauce adecuado para acabar con la impunidad.
¿Qué hará la diferencia en estos foros? Para los involucrados serán signo de esperanza prometida por un “gobierno cercano al pueblo”, cercano a la gente y sensible al dolor agobiante en muchos rincones del país. Esto es loable, la atención y escucha, la cercanía y solidaridad hacia todos los sufrientes.
No obstante hay riesgos. Por más de una década, el acceso a la verdad y la atención a las víctimas se ha negado. Nada en estos foros pretende garantizar la justicia inmediatamente porque no hay instituciones impecables o confiables para hacerlo. No deben generarse demasiadas expectativas por soluciones inmediatas. El gobierno de López Obrador requiere del genio para iniciar la reingeniería del andamiaje legal e institucional y abatir la impunidad como unas de las causas de la corrupción de la justicia.
En una década, el presupuesto para seguridad y combate a la violencia y delito se multiplicó por siete; sin embargo, mientras los foros de celebran, se pone a México en el año más difícil y violento de su historia. Por otro lado, la confianza ciudadana hacia las instituciones de seguridad es escasísima y mientras se lucha por la autonomía del Fiscal general, corporaciones y organismos con más proximidad a la sociedad están prácticamente en las ruinas cuando los elementos y servidores policiales son menos profesionales, escasamente capacitados y con magros salarios en la mayoría de los casos.
México está enfermo crónicamente. La impunidad es el mal que le aqueja. ¿Cómo curar a un paciente postrado por esa enfermedad? El proceso debe ser gradual, pero inaplazable. En este momento particular, la justicia requiere más que perdón y olvido. Para las víctimas, por un lado, es conocer la verdad; para la nación entera es una transformación colosal pasando por los tres órdenes de gobierno. Esta crisis de impunidad debe ceder ante la reparación de la maltrecha confianza requerida de las instituciones impulsando, además, su profesionalización. Innovar, rehabilitar las instancias penitenciarias y hacer del sistema judicial un aparato que recupere la ausencia del Estado de derecho, consolidando la política de prevención del delito como eje central de la reconstrucción de la justicia. De esta forma, el próximo gobierno, como afirmó el Papa Francisco en su visita a México en 2016, podrá “ofrecer a todos los ciudadanos la oportunidad de ser dignos actores de su propio destino, en su familia y en todos los círculos en los que se desarrolla la sociabilidad humana, ayudándoles a un acceso efectivo a los bienes materiales y espirituales indispensables: vivienda adecuada, trabajo digno, alimento, justicia real, seguridad efectiva, un ambiente sano y de paz”.

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