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ABRIR LA ROCA. Segundo Domingo de ADVIENTO

“Éste es el principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. En el libro del profeta Isaías está escrito: He aquí que yo envío a mi mensajero delante de ti, a preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: “Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos”.

En cumplimiento de esto, apareció en el desierto Juan el Bautista predicando un bautismo de arrepentimiento, para el perdón de los pecados. A él acudían de toda la comarca de Judea y muchos habitantes de Jerusalén; reconocían sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.

Juan usaba un vestido de pelo de camello, ceñido con un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Proclamaba: “Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo les he bautizado con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo”. (Mc 1,1-8) El Arcotete Chiapas cuenta con bellezas que a cada paso sorprenden al caminante y al turista.

Cada rincón esconde una nueva maravilla. Una de ellas, escondida y casi ignorada, es el “Arcotete”, un río que rompe un cerro y lo atraviesa para continuar su camino. Sus paredes rocosas, dan fe de los siglos de incansable golpear del agua contra la roca hasta hacer un camino. No hay fuerza que se resista a la perseverancia de una gota. Hoy, al escuchar estos relatos propios del tiempo del Adviento, se me presenta esta bella imagen como la seña del verdadero adviento: una perseverante, continua, infatigable pequeñez que es capaz de abrir el camino al Señor.

No vale estar desanimado, no se puede decir que somos pequeños. ¡Abramos los caminos al Señor!

Adviento: Evangelio Cuando alguien nos pregunta qué es el Adviento creo que no hay palabra más bella y más profunda para responder que la que nos ofrece hoy San Marcos: “Evangelio”, “Buena Nueva”. El término “evangelio” es una de las palabras más ricas y entrañables para un cristiano.

En el mundo antiguo indicaba una noticia alegre y consoladora, que llenaba de gozo y hacía participe de un acontecimiento que podía cambiar la vida. Marcos no sólo titula así su pequeño librito, de unas cuantas páginas, sino proclama que lo anunciado por los profetas ahora tiene un verdadero inicio. Vislumbrado desde antiguo por los profetas pero hecho realidad por el único y verdadero Evangelio que es el mismo Jesús.

No es sólo el inicio de una pequeña obra literaria, es el verdadero inicio de la época más plena de toda la humanidad: la presencia de Jesús, buena noticia en medio de los hombres. Pero es sólo el comienzo, a sus apóstoles, a sus discípulos, nos toca pregonar y seguir anunciando “la Buena Nueva”. Noticia de Esperanza Nuestra historia parece atrapada en la fatalidad y el negativismo, sobre todo los últimos tiempos.

No acabamos de recibir una mala noticia, no la digerimos aún, y ya nos están dando otra peor. Queremos cambiar muchas cosas, pero crece el sentimiento de impotencia frente al narcotráfico, frente a la violencia, robos y tantas cosas negativas. ¿Se puede ser persona de esperanza en un mundo y un ambiente donde lo más razonable parece ser el escepticismo, la duda y la resignación? ¡Claro que se puede! No con un optimismo ingenuo y barato como si todo estuviera bien, sino con la seguridad de enfrentarse a la vida desde la confianza radical en Dios.

El verdadero cristiano tiene la certeza que en el seguimiento de Jesús, en sembrar su Palabra, en ser discípulo fiel, en ese consciente preparar el camino del Señor, ya se está haciendo Dios presente.

Cada día es una nueva oportunidad para hacer crecer en medio de nosotros el reino de Dios y cada una de nuestras acciones, por pequeña y humilde que parezca, va engendrando esa nueva posibilidad. Y esto es el adviento: La Buena Noticia de que Jesús viene a nosotros, construye con nosotros, nos llena de esperanza. Enderezar caminos Pero claro que el reino no llega solo, necesitamos construirlo y el evangelista nos dice las formas: “Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos”. La preparación consiste en nivelar y emparejar las relaciones entre los hombres que han de pasar de la desigualdad a la igualdad, de la injusticia a la justicia, expresadas simbólicamente en ese rellenar, allanar y enderezar que San Marcos nos propone, retomando las palabras de Isaías de la primera lectura.

Urge un cambio interior de cada uno de nosotros, pero no basta ese cambio sólo interior, urge también un cambio y una conversión de las estructuras injustas y de pecado que destruyen la humanidad. Es un cambio que nos toca hacer a todos, es buscar ese mundo nuevo, sociedad nueva, en definitiva, el reino de Dios.

Condición: la conversión Juan el bautista nos advierte en su predicación que para prepararse a esta Venida del Señor se requiere conversión y arrepentimiento que es lo que él predica. Encontrarse con Jesús implica siempre un cambio interior, pero también un cambio exterior que nos lleve a enderezar los caminos, por eso los obispos en Aparecida nos dicen que “el anuncio de Jesucristo siempre llama a la conversión, que nos hace participar del triunfo del Resucitado e inicia un camino de transformación” y que el encontrarnos con Él siempre provoca “abrir un auténtico proceso de conversión, comunión y solidaridad”.

La voz del Bautista proviene del desierto e invita a un camino de conversión ante la inminente llegada del Mesías, busca alcanzar a la sociedad de todos los tiempos. Hoy nos toca hacer presente tanto la esperanza como las condiciones necesarias para alcanzarla. Hoy podemos mirar a Juan bautista y aprender de él. Viene del desierto, lo más inhóspito y difícil, sin embargo viene anunciando la presencia del que es la Salvación. Sale al encuentro de los hombres y los interpela con su vida austera y con su palabra. Grita su verdad y quiere que cada quien se confronte con ella.

El adviento es tiempo de mirar el fondo del corazón y trastocar lo que allí anida. Es tiempo de esperanza, de conversión pero también de anuncio alegre de que ya está cerca Jesús. ¿Cómo vivimos este tiempo nosotros? ¿Qué signos concretos de esperanza y anuncio estamos ofreciendo? Padre bueno, que nos ofreces en tu Hijo Jesús la más grande “Buena Noticia”, concédenos una verdadera conversión que nos lleve a construir caminos de justicia y paz, y que hagan posible la llegada de tu Hijo a nuestros corazones.

Amén.

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